domingo, diciembre 16, 2012

LAS PRO-SEQUÍAS MAYAS

A menos de una semana del famoso 21 de Diciembre de 2012, día para el cual algunas interpretaciones catastrofistas de las Profecías Mayas pronostican "el fin del mundo", exploremos unas lecciones mucho más tangibles, mejor sustentadas y de pronto de más utilidad, que debemos aprender de esa civilización: el peligro de no poder convivir con las sequías extremas.
Los estudiosos de la civilización maya siguen sin ponerse de acuerdo sobre las razones precisas y los procesos exactos que condujeron a que hacia el año mil de nuestra era, esa civilización hubiera decaído en un periodo de tiempo relativamente corto y de manera tan vertical. Hasta el punto de que cuando llegaron los españoles a Mesoamérica 500 años después, encontraron sí una cultura viva (que en parte sobrevive todavía), grandes ciudades con construcciones monumentales que hoy también existen, pero apenas vestigios de la organización y del poder imperial que alguna vez controló ese vasto territorio que hoy comprende parte de México, Guatemala, Honduras, Belice, El Salvador y Nicaragua.
La gran pirámide de Chichen Itza
No existe ni siquiera unanimidad en el sentido de que la decadencia de la civilización maya hubiera podido ser el resultado de una combinación de factores internos y factores externos, al igual que de conflictos surgidos de la interacción entre los otros dos.

Crecimiento "urbano", burocracia y deforestación

Entre los posibles factores internos de la decadencia maya se menciona el notable crecimiento de las ciudades de la época, y con ellas el fortalecimiento de unas clases teocrática, militar y burocrática que controlaban la sociedad pero que no eran “productivas” en términos de la generación de bienes y servicios ambientales básicos necesarios para sostener una población de millones de seres humanos (incluida dentro de esos bienes y servicios la alimentación), y la necesidad de deforestar para dedicar cada vez más territorio a la producción agrícola, precisamente para producir los alimentos necesarios para la manutención tanto de la población urbana como de la población rural.
Vigía de la gran pirámide
"Las reiteradas y muy fuertes sequías"

Entre los factores externos, Richardson B. Gill, autor del libro “Las grandes sequías mayas – Agua, Vida y Muerte” (Fondo de Cultura Económica, 2008), “culpa” definitivamente a las reiteradas y muy fuertes sequías, del derrumbe de esa civilización:
“Se conocen cientos de sitios, ciudades y pueblos arqueológicos en las tierras bajas mayas. No hay una sola teoría que pueda explicar uniformemente el abandono de cada una. Es muy posible que durante el transcurso de la turbulencia y la anarquía del colapso, algunas fueran invadidas por ejércitos hostiles y toda la población fuera masacrada; quizás  algunas se quedaron sin sus poblaciones que huyeron en busca de agua y alimento, algunas pueden haber tenido agua potable pero perdieron sus cosechas por la sequía y sus habitantes murieron lentamente por inanición y enfermedad. Sin embargo, en su mayor parte fueron arrasadas por fuerzas brutales de la naturaleza contra las cuales no había ninguna defensa. La mayor parte de las ciudades mayas se quedó sin agua y sin alimentos y, uno por uno, sus habitantes fueron muriendo lenta, dolorosa y lastimosamente de inanición, sed y enfermedad. Las revueltas y desastres del colapso fueron impulsados por la maquinaria de la sequía. Al final los mayas sólo sobrevivieron donde pudieron encontrar agua potable. Las diferencia entre la vida y la muerte para los mayas fue el agua”.
Luego de casi 500 páginas que exoneran al autor de cualquier sospecha de abordar un tema tan complejo desde una visión mecanicista y lineal, el libro llega a la conclusión de que, en las condiciones descritas, el desastre por sequía era inevitable. Algo como lo que sería para la humanidad el choque de un aerolito de gran tamaño contra la Tierra, o para los Estados Unidos (y de rebote para el resto del mundo) una mega-erupción del mega-volcán que existe bajo el parque nacional de Yellowstone.
Todo es mágico en el universo subterráneo de los cenotes mayas
Personalmente, sin ser ni mucho menos una autoridad en el tema maya, acepto que durante el periodo en que se aceleró la decadencia de esa civilización ocurrieron procesos climáticos y vulcanológicos lo suficientemente extraordinarios como para “reventar” la capacidad de resiliencia -aguante y recuperación- de cualquier sociedad por fuerte que sea (el objetivo de Gill es justificar con multitud de pruebas que así fue), pero mantengo mi interés en entender sobre todo los factores que contribuyeron a bloquear la capacidad de resiliencia de los mayas ante esos factores. 
 Cenotes. Los mayas eran maestros en el manejo del agua pese a lo cual se vieron superados por la intensas sequías ¿Qué falló?

La NASA reconstruye los cambios de uso del suelo y su impacto sobre las llluvias

En  Febrero de este año 2012 que está a punto de terminar, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA publicó un estudio de Ben Cook que explica de qué manera los cambios en el uso del suelo llevados a cabo por los mayas, precisamente para incrementar la producción agrícola para alimentar a la creciente población, significaron destrucción de las selvas y cambios en las interacciones de energía y humedad entre el territorio y la atmósfera que forma parte de él. Coinciden Cook y Gill en que para la época colonial (1500-1650) ya se habían recuperado algunas de las selvas, y en que las sequías que afectaron a Mesoamérica en esa época fueron también severas pero no tan destructivas como las de cinco siglos atrás.
De acuerdo con el estudio de Cook, la tala de bosques no generó las sequías pero creó condiciones para hacer más severas las ya existentes o que llegaban en ciclos regulares al territorio.
El mapa de arriba (tomado del “modelo de circulación general” elaborado por Cook para la época del declive de la civilización maya) muestra los lugares en donde se conservó la cobertura boscosa (verde oscuro) en contraste con aquellos donde se deforestó (verde más claro).  El siguiente mapa muestra cómo coinciden las zonas en donde se redujo la pluviosidad (marrón oscuro) con aquellas que habían sido taladas, y el de más abajo de qué manera se incrementó la temperatura precisamente en las zonas deforestadas.

Lecciones que Colombia debe aprender y aplicar

Para efectos prácticos, nos interesa confirmar el carácter prioritario que para Colombia tiene garantizar la existencia de agua en la cantidad y calidad necesarias para las generaciones presentes y futuras, así como los servicios ambientales ligados al agua y que permiten su almacenamiento y regulación tanto en temporadas de lluvias como en temporadas secas. Otras prioridades ligadas a lo anterior son la conservación de los factores de los cuales depende la resiliencia climática del territorio, es decir su capacidad para aguantar sin mayores traumatismos los extremos climáticos que sin duda alguna van a sobrevenir; garantizar la seguridad, soberanía y en lo posible autonomía alimentaria de las comunidades de las distintas regiones del país y garantizar condiciones que permitan construir y fortalecer una Identidad enraizada en los territorios de los cuales formamos parte. Esto incluye la adopción y la práctica de valores como la solidaridad, la equidad y la reciprocidad, no solamente entre individuos sino, por ejemplo, entre los núcleos urbanos y las regiones que los proveen de los recursos y servicios ambientales necesarios para que sus habitantes puedan ejercer el derecho a la vida con calidad y dignidad. 
Cenote
Recordemos que los escenarios de cambio climático elaborados por el IDEAM para Colombia, indican que una gran parte del territorio colombiano, incluidas la mayoría de las zonas que han sido fuertemente afectadas por inundaciones en las pasadas temporadas invernales, van a ser en un futuro escenarios de reducción de la pluviosidad e incremento de temperatura y, si el territorio no fortalece su resiliencia, serán escenarios de graves sequías. Los zenúes, que también fueron maestros en la convivencia con las inundaciones, desaparecieron casi totalmente porque no pudieron adaptarse a una sequía prolongada en la llanura del Caribe, que hoy amenaza con regresar. Aprendamos para no repetir esa parte de la historia de los mayas y de los zenúes, de quienes en otros aspectos sí tenemos mucho que aprender.
La cultura maya sigue viva en Mesoamérica
MAPAS DE LA SEGUNDA COMUNICACIÓN NACIONAL SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO
Fuente: Ideam
 Incremento esperado de la temperatura del aire en el territorio nacional
Temperatura media y pluviosidad
El mapa de la izquierda indica que la temperatura media se va a incrementar en todo el territorio nacional. Las manchas de color café del mapa de la derecha muestran las regiones del país donde se va a reducir la cantidad anual de lluvia (con posibilidades de sequía) y las azules en dónde va a llover más. El territorio nacional tiene que estar preparado para afrontar situaciones opuestas y extremas.